La socialización política implica el deber de los partidos de educar a los ciudadanos en democracia. Deliberada o inadvertidamente, los partidos políticos desarrollan procesos por medio de los cuales los miembros de la sociedad aprenden a hacer propios principios, normas, valores y modelos de comportamiento relevantes para la política. Estas pautas son de orden genérico (socialización para la democracia) pero también comprenden una formación acorde con los contenidos ideológicos propios de cada partido. Por ejemplo, en un inicio los partidos de masas fueron de carácter obrero y reclamaban, junto con la habilitación para interactuar en el sistema político, la transmisión de una identidad de clase y la preservación de pautas de comportamiento y valores propios de la clase obrera. Actualmente, la función socializadora de los partidos ha perdido importancia. Por un lado, la sociedad cuenta con mayores niveles de educación y, por otra parte, los grupos de interés y los medios de comunicación colaboran activamente en este sentido, contándose así con mayores fuentes de información