Los poemas de Inti García Santamaría tienen esa peculiaridad de volverse íntimos, al mismo tiempo que puedes sentir u observar cómo es que las palabras huyen del encasillamiento del lenguaje. En Évelyn, nuevamente, vemos operar, con una gran dosis de minimalismo a ratos, en otras ocasiones, se tilda hacia la prosa, y en sí cada poema responde a sus necesidades, pero las sensaciones del yo poético buscan intentando asirse de algo más allá de lo material, en donde, incluso, en lo material se refugian dentro de cierto misticismo, como si la palabra aún enunciando un objeto o siendo despojada de su significado original conviviera con lo que el enunciante provoca.