“El amor y la libertad, como el chocolate, no tienen fronteras. Estas son solo obstáculos que impiden a los hombres y a las mujeres amarse, ayudarse, cooperar” 46. En esta declaración de Max Arbez se percibe, sin duda, todo el humor de su proyecto, y se adivina también un fuerte idealismo. Max fue quizá demasiado parco al callar las historias de los judíos que ayudó a pasar a Suiza. Sin embargo, las autoridades de Israel le dieron el título de “Justo de las Naciones”, en 2012