A sus 55 años Penélope sabe que es buena madre, esposa y ama de casa. Durante toda su vida se ha entregado en cuerpo y alma al hogar y a su familia.
Un día siente que es como si no existiese, todo su trabajo y esfuerzo es ignorado por los suyos, parece que es invisible. Un día decide encontrarse consigo misma, reflexionar y aclarar sus ideas, y sale a dar un paseo por el Parque del Retiro de Madrid. En vez de experimentar ese momento de soledad, para mantener esa reflexión interior, tiene un encuentro fortuito e inesperado con Aitor, un cardiocirujano que ha ido a Madrid a dar una conferencia a un congreso y también está paseando aquella mañana por aquel parque.
Desde que coinciden aquel día nada volverá a ser lo mismo.