Desde comienzos del siglo XXI, nuestra relación con los animales ha cambiado drásticamente. El maltrato animal resulta insoportable y la extinción de millones de especies se considera un desastre. Hemos pasado del paradigma cartesiano animal-máquina, donde todo estaba permitido, al del animal-peluche, donde ya no se tolera nada más que acariciarlo y protegerlo. Sin embargo, pensar en el animal tal como es, y no como fantaseamos sobre él, continúa siendo un desafío.
Dominique Lestel desarrolla una etología filosófica original para analizar qué es un animal, cómo podemos darle el lugar que se merece en nuestras sociedades y de qué modo podemos inventar una vida rica con él. En su indagación, aborda el fenómeno de la domesticación, la cuestión de las plantas y los hongos como seres complejos, el problema del antropomorfismo, la desaparición de las especies, la creación de animales artificiales y examina críticamente la postura vegana. Así, observa que nos vinculamos con múltiples individuos de otras especies y que en esas cercanías, cohabitaciones y fricciones nos constituimos a la vez como humanos y como personas. Solo existimos en la existencia de los otros seres vivos.
Nosotros somos los otros animales enfatiza la necesidad de recuperar la dimensión espiritual de la animalidad y de pasar de una postura moral a otra ontológica y animista. "¿Estamos dispuestos a cambiar de civilización para reconectarnos con la animalidad o hemos decidido, de una vez por todas, que solo queremos conformarnos con una postura compasiva y empática que no le hace ni mal ni bien a nadie (ni siquiera al animal)?", se pregunta Lestel. El espacio animal es de una complejidad intrigante, y el deseo de comprenderlo, una de las formas de deseo más nobles a las que el ser humano pueda sucumbir.