Cuando un ser querido muere, el acto reflejo es básico, e intuyo, universal: uno vuelve mentalmente a esa persona, repasa los temas de conversación, rescata el viejo léxico de guiños y chistes internos, revisita los lugares comunes. No lo hace por masoquismo, lo hace para mantenerlo vivo, «to keep the ball rolling», decía Conrad, porque un día