Mientras Cecilia bajaba por las escaleras en busca de Justice, Noelia se lanzó al espejo, abrió el bolso, se coloreó las mejillas, se peinó la melena, se estiró el vestido, se aplicó brillo en los labios, colonia en el cuello y una fingida expresión de desmayo en la cara. Después bajó lentamente, apoyándose en la barandilla blanca, el pelo flotando, el vestido flotando, las piernas flotando. Justice creyó que aquella chica estaba hecha de porcelana. Que si se tropezaba y se caía rodando, se rompería en mil pedazos. Y desde ese mismo instante y para siempre, se propuso protegerla hasta de las corrientes de aire.
Si Cecilia vio venir el drama que se avecinaba, o bien no fue consciente de ello o no quiso serlo. Entendió que darse por enterada del instantáneo flechazo que acababa de presenciar, hubiera supuesto tener que escoger entre Justice y Noelia, y no estaba dispuesta a renunciar a un solo personaje de su nueva película.