Bryony comprendió que había sido una muy mala idea aceptar la invitación de su mejor amiga, en el mismo momento en que traspasó el umbral de su casa y lo vio. Los ojos azules de Adam se clavaron en su alma, despertando sus sentidos y una arrolladora pasión que amenazaba con consumirlo todo… empezando por su propia cordura. Emparejarse la noche de Acción de Gracias no era algo que entrase en los planes de Adam Blake, pero cuando esa pequeña y dulce humana entró en su casa, todo en lo que pudo pensar era en hacerla suya; una apresurada y nada meditada decisión que lo obligaría a renunciar a lo que más deseaba… para poder recuperarlo una vez más. Nunca un juego de persecución fue tan caliente… y divertido.