Los sueños y los días: chamanismo y nahualismo en el México actual

embargo, el cuerpo ya presente necesita todavía una activación para que su nzáki habite ese cuerpo de papel: el bädi levanta la lengüeta que ha recortado en su figura (su mbui, “corazón”) y con esto la figura adquiere una intencionalidad, una capacidad de ac­ción. Desde ese momento la manipulación y contacto con estas figuras es casi ex­clu­si­vo del bädi: su potencial energía podría afectar aun sin quererlo a personas vulnerables.

La primera de las funciones del bädi es iden­ti­fi­car cuál de estas entidades es la que está afectando al paciente o entidad enferma; acto seguido, en un proceso que funde nociones estéticas, cromáticas y téc­ni­cas, recortará en el papel el diseño adecuado para cada nzáki.

La primera de las funciones del bädi es iden­ti­fi­car cuál de estas entidades es la que está afectando al paciente o entidad enferma; acto seguido, en un proceso que funde nociones estéticas, cromáticas y téc­ni­cas, recortará en el papel el diseño adecuado para cada nzáki.

De nuevo, la eficacia no se basa sólo en la presencia del bädi, sino en su función mediadora entre un “mundo social no humano” y la experiencia de cada individuo dentro de ella.

La población vive dos espacios de acción ritual integrados como una totalidad indiferenciada que participa conjuntamente: recortes de papel y cruces, figuras de santos y ancestros tallados en piedra comparten espacios, y tanto sacerdotes como especialistas rituales cumplen con su presencia.

Ya no estamos ante reminiscencias de un “sincretismo cultural” o incluso de una estrategia de encubrimiento que bajo el uso de una máscara católica adorara un panteón tradicional.

Como paradigma de ritual colectivo en México, “el costumbre” es un proceso con tiempos y espacios definidos que honra tanto a santos católicos como a entidades locales propias.

Mediante el relato que paciente y bädi han desarrollado en una construcción cooperativa, comenzarán a formularse los orígenes del mal, que pueden ir desde el descontento de algún ancestro, hasta la envidia de algún familiar cercano o incluso la brujería practicada por otro bädi.

El proceso de reinstauración del equilibrio de una persona, tanto físico como espiritual, toma tres etapas desde que se pone en contacto con el bädi.

El primer momento, muy similar al que se lleva a cabo en la medicina alopática, es el diagnóstico.