Cuando odias a tus padres, como es mi caso, es muy fácil encontrarles manchas. ¡Así que ahora el muy cerdo se preocupaba por Calia! ¡Por los traumas de Calia! Existen ironías, y no todas son trágicas, ni siquiera dramáticas, sino risibles, o mejor dicho, tragicómicas, así que en ese momento tuve que unir toda mi paciencia en un mismo hilo, recoger mi paciencia hecha trizas y organizarla con cuidado, no fuera que frente al augusto cadáver de mamá se me soltara una risa nerviosa, o una risa tragicómica.