Cualquier lugar, cualquier momento, cualquier papel nos sirve para fijar una idea. El escritor es escritor las veinticuatro horas del día, aunque tenga que vender su fuerza de trabajo a otros y se disfrace de contable, taxista o farmacéutico unas cuantas horas al día. El escritor lo es a tiempo completo, haga lo que haga; igual que el enamorado está enamorado todo el día, incluso cuando no está junto a su amada; aun cuando está picando carbón en el fondo de una mina.