Un programa de recuperación basado en ocho principios de las bienaventuranzas:
1. Reconozco que no soy Dios. Admito que no tengo poder para controlar mi tendencia a hacer lo malo y que mi vida es inmanejable.
“Dichosos los pobres en espíritu, porque el reino de los cielos les pertenece.” (Mateo 5:3)
2. En una forma sincera creo que Dios existe, que le intereso y que Él tiene el poder para ayudarme en mi recuperación.
“Dichosos los que lloran, porque serán consolados.” (Mateo 5:4)
3. Conscientemente decido comprometer toda mi vida y voluntad al cuidado y control de Cristo.
“Dichosos los humildes, porque recibirán la tierra como herencia.” (Mateo 5:5)
4. Una apertura para un autoexamen y confesión de mis faltas a Dios y a alguien en quien confío.
“Dichosos los de corazón limpio, porque ellos verán a Dios.” (Mateo 5:8)
5. Para que Dios pueda hacer los cambios en mi vida, me someto voluntariamente a Él y con humildad le pido que remueva mis defectos de carácter.
“Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados.” (Mateo 5:6)
6. Evalúo todas mis relaciones. Ofrezco perdón a aquellos queme han hecho daño y enmiendo los daños que he ocasionado a otros, excepto si cuando al hacerlo les dañara a ellos o a otros.
“Dichosos los compasivos, porque serán tratados con compasión.” (Mateo 5:7)
7. Reservo un tiempo diario con Dios para una autoevaluación, lectura de la Biblia y oración con el fin de conocer a Dios y Su voluntad para mi vida y obtener el poder para seguirla.
“Dichosos los que trabajan por la paz,porque serán llamados hijos de Dios.” (Mateo 5:9)
8. Al rendir mi vida a Dios para ser usada puedo llevar estas Buenas Nuevas a otros, tanto con mi ejemplo como con mis palabras.
“Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, porque el reino de los cielos les pertenece". (Mateo 5:10)