A principios de 1925, y a partir de la colaboración entre comunistas mexicanos y estadunidenses, surgió en México la Liga Antimperialista de las Américas (LADLA), una organización impulsada por la Internacional Comunista con la misión de combatir la presencia cada vez más amenazante de Estados Unidos y de otras potencias europeas sobre los países de nuestra región. Su inicial éxito estuvo dado, mayormente, por su capacidad para sumar a obreros y campesinos, junto con intelectuales, artistas y profesionales de las clases medias.
En un veloz proceso expansivo, la LADLA conformó filiales y secciones en países como Cuba, Argentina, Colombia, Ecuador, Guatemala y El Salvador, con prestigiosas figuras como las de Diego Rivera, Julio Antonio Mella y José Carlos Mariátegui al frente. Su historia, por más de una década, no fue otra que la del comunismo latinoamericano en un periodo complejo y, sobre todo, fructífero en la búsqueda de sus raíces latinoamericanas y en la construcción de su propia identidad.