Jorge Comensal

Las mutaciones

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  • Marlenehas quoted5 days ago
    Tratando de asimilar la magnitud de su desgracia, la mayoría de los pacientes se preguntaba “¿Por qué a mí?”, pero Teresa, que muchos años antes había tirado esa pregunta narcisista a la basura, los trataba de llevar por otro rumbo, hacia el sótano de los deseos insatisfechos que alimentan el temor a perecer.
  • Raul PAhas quoted4 months ago
    La medicina era un oficio rudimentario, en gran medida intuitivo, del que no podían esperarse resultados impecables.
  • Abril Bautistahas quoted8 months ago
    Freud marcó la senda: el yo ha de ser donde era el ello. Bajo los continentes en disputa por las tres instancias de la personalidad había un fundamento estable para el ser, más allá de toda circunstancia, libre de mutación; no importaba qué traumas, amores o lecturas cambiaran los modos de actuar, el alma perseveraba en su ser. El psicoanálisis era, sencillamente, la búsqueda de esa verdad ineludible
  • Abril Bautistahas quoted8 months ago
    psicoanálisis parte de la supuesta necesidad de verbalizar lo inconsciente para neutralizar las metonimias del deseo inalcanzable. Pero lo que estoy viendo es que se puede simplemente tomar un atajo para salvar ese vacío, un tajo, cortar de tajo con la necesidad del parloteo que de por sí sabemos que no va a salvarnos de lo Real.
    Al desafiar la validez de la teoría que sustentaba su oficio, Teresa había puesto en jaque a su analista,
  • Abril Bautistahas quoted8 months ago
    precisamente lo que nos ata al cuerpo, ¿no?
  • Abril Bautistahas quoted8 months ago
    El silencio te distancia de la carne. Es una paradoja, ¿no? Que el habla, tan invisible, sea
  • Abril Bautistahas quoted9 months ago
    Los sueños recurrentes funcionaban como una defensa del inconsciente contra la amenaza introducida por Emilia en la vida de Eduardo. Ser feliz, entregarse al enamoramiento, al riesgo de triunfar en la seducción, significaba renunciar al orden simbólico que, por más neurótico y fóbico que fuera, daba sentido a su vida. Abandonarlo era demasiado peligroso: si fracasaba en sus intentos de conquistar a Emilia, de encontrar en ella un objeto que ocupara el lugar vacío del deseo, se quedaría solo ante el abismo, y entonces sí tendría un brote psicótico, estrategia desesperada de la psique para recuperar la realidad. A través de pesadillas espantosas, la mente de Eduardo se protegía contra una locura devastadora.
  • Abril Bautistahas quoted9 months ago
    Yo soy una bomba de tiempo, yo sé que va a volverme a dar cáncer y no quiero que nadie sufra conmigo”. Sus nobles sentimientos hacia Emilia lo habían confirmado en la decisión de mantenerse soltero y célibe toda su vida, por el bien de los demás.
    El contenido latente del sueño representaba la paradoja del goce del Otro. Desde la perspectiva de un hombre, una mujer deseada era la figura perfecta para encarnar “el Otro que no hay”, en palabras de Lacan. En otro lugar, el enigmático psicoanalista afirmaba que el cuerpo estaba hecho para gozar de sí mismo. El cuerpo del cáncer: su goce mataría a Eduardo y con ello se autodestruiría. Él le suplicaba que no lo matara, pero tampoco quería vivir sin él. Volver a los años de leucemia, a ese perverso idilio: de eso se trataba, una vez más, la fantasía de Eduardo.
  • Abril Bautistahas quoted9 months ago
    La enfermedad no es una metáfora y el modo más auténtico de encararla —el modo más sano de estar enfermo— es el que menos se presta y más se resiste al pensamiento metafórico.
    Susan Sontag
  • Abril Bautistahas quoted3 years ago
    Eduardo tardó mucho en responder. Teresa no podía creer cuán torpe había sido. Por algo sobrevivía la escuela lacaniana; era la única que evitaba que sus practicantes confesaran cuán ordinaria es la mente del analista, cuán vulnerable al influjo del paciente, a la proyección de los propios temores y deseos.
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