Ahora hablemos de mi padre, John Cairncross, un hombretón, la otra mitad de mi genoma, cuyo destino, con sus giros helicoidales, me preocupa mucho. Sólo en mí mis padres se mezclan para siempre, dulcemente, amargamente, a lo largo de dos columnas vertebrales de azúcar-fosfato, la receta de mi ser esencial