Su última visión fue la incandescencia de un libro, o de una caja, que se había vuelto del todo transparente y hueco. De esto se trata, según creo: no la cruda angustia de la muerte física, sino los dolores incomparables de la misteriosa maniobra mental necesaria para pasar de un estado del ser a otro.
–¿Sabes, hijo?, se hace fácilmente.