«Freud quiso mostrar que el aparato psíquico está sometido a la economía de cierta magnitud que se redistribuye sin que su total cambie, en consonancia con el hecho clínico de que, cuando el análisis reduce el goce que alimenta al síntoma y aniquila el sentido por el cual éste se repite, devuelve al analizante ese goce de la vida que el síntoma le había quitado.
Su modelo cosechó innumerables logros, sólo opacados por el erróneo prejuicio de considerar que esa economía admite un principio de placer, y dejó varias cuentas pendientes. Lacan las retomó. Propuso su propio modelo de una economía rectora de los goces, planteó una tópica de los mismos apoyada en el lazo borromeo entre registros, y mostró cómo el conjunto respondía a una dinámica dependiente de dos modos de interpretar.
Esta verdadera metapsicología, que anuda el goce fálico con el goce del sentido y el goce de la vida, dista de estar acabada. El presente libro la hace avanzar unos pasos más, plantea nuevos problemas que vinculan el goce con los cuerpos y con el deseo, aborda el goce sin ley y el fenómeno psicosomático, y arroja algunas luces sobre el autismo y la naturaleza del trauma».