Para Strážay, a pesar de las apariencias, el mundo permanece idéntico ante nuestro devenir perceptivo. Por eso no hay que tenerle miedo al cambio, pues dentro de cualquier vida corriente se esconde la misma y a la vez única experiencia muda: nada se pierde, todo se transforma.
Poeta eslovaco, desde su primer libro, A las cosas en la mesa (1966), hasta su último poemario, Interior (1992), pasando por obras fundamentales de la poesía centroeuropea reciente como Ajenjo (1979) o Malinovského 96 (1985), su poesía, en la que palabras y silencio pesan por igual, busca el sentido de la vida en las cosas cotidianas para alcanzar la trascendencia de la levedad.