Askildsen dice que construye un relato como un edificio. «Pongo piedra sobre piedra, y a veces no sé cómo concluir. Cuando me encuentro a la mitad no sé más que el lector. Mi problema es que tengo que continuar el relato, poner nuevas piedras, encontrar un final. Esto exige concentración. Con el tiempo soy más consciente de que lo que estoy haciendo es crear arte».
«Si la literatura es buena, nos proporciona alegría mientras la leemos. Surge como una especie de pausa en las trivialidades», dice