A veces creo que es muy triste encontrar por pedazos lo que se busca: el cuerpo deseado, la cara imaginada, los ojos, la boca; la inteligencia esperada, los gustos compartidos, la intensidad en la relación mutua, la respuesta. Es triste descubrir que cada aspecto corresponde a una persona distinta. ¿Estaremos condenados a ser perpetuamente promiscuos?