El uso regular de los alimentos refinados, como el azúcar y las harinas blancas, o el mismo consumo de algunas drogas como el alcohol, es otra de las causas que explican el desbalance neuroquímico. Estas sustancias terminan llenando los espacios vacíos, denominados receptores, donde las drogas naturales del cerebro o neurotransmisores deberían hacer el contacto. El cerebro entonces “piensa” que ha producido suficiente concentración de droga natural y reduce la fabricación de la misma, haciendo cada vez más fuerte la dependencia del organismo a las harinas, al azúcar y al alcohol.