La presente obra, publicada en 1956, parte de un acontecimiento real: el incendio de un famoso templo budista por un joven novicio. El autor reconstruye a su manera los hechos e intenta hallarles una explicación psicológica: el protagonista, Mizoguchi, es un muchacho torpe, tartamudo a consecuencia de un trauma psicológico sufrido en su niñez, y afligido por un complejo de inferioridad que todas las circunstancias de su vida contribuyen a agravar. Admitido en el monasterio del Rokuonji (al que pertenece el Pabellón de Oro) gracias a la benevolencia del prior, acaba por concebir por el famoso monumento una admiración enfermiza, que lo lleva a identificarlo con el arquetipo de la belleza y a hacer imposible para él toda otra admiración y todo otro afecto. El descubrimiento de esta influencia paralizadora lo llevará a odiar a su ídolo y a destruirlo para recobrar finalmente la libertad.