Olivia, el bosque y las estrellas

MAMÁ, ¿Y SI YO DESAPARECIERA?

—Si tú desaparecieras, Olivia, movería los campos, los bosques y los pueblos hasta encontrarte. Mis pies no dejarían de caminar hasta dar con los tuyos. En mis sueños extendería mis brazos para alcanzarte y cobijarte. Cantaría muy alto para que las estrellas pudieran susurrarte mi voz. Gritaría tu nombre para que los árboles lo reconocieran. Le hablaría de ti a la gente para que te conocieran y no pudieran olvidarte. Pintaría las paredes con tu rostro para que tus ojos me miraran de nuevo… Olivia, si tú desaparecieras, mi corazón no tendría descanso hasta volver a verte, niña mía.

¿Y a dónde va la gente cuando desaparece? La verdad, no desaparece jamás. Vive para siempre en nuestra memoria

te quiero hasta que se apague el sol.

Úrsula, los abrazos te vuelven a poner el corazón en su lugar —le dice mi abuela a mi mamá

Mucha gente pequeña, en lugares pequeños,
haciendo cosas pequeñas, puede cambiar al mundo.
Eduardo Galeano

Están aquí porque saben que la justicia no se debe pedir, la justicia se debe buscar y encontrar para asegurar el bienestar de todos.

Estaba en contra de que destruyeran nuestro bosque, por eso fue que lo desaparecieron, para que no dijera nada más, pero no lograron callar su voz. Su voz vive en cada uno de nosotros, retumba en el bosque que él ayudó a salvar.

Cuando lo extraño voy a mi bosque y, tumbada en el suelo, escucho su voz a través del viento y los cantos de los pájaros. Incluso sé que algunas veces baja a saludarme en forma de ardilla.

Dentro del bosque hay cicatrices que cuentan la historia de la lucha contra los monstruos. La tierra aún tiene ceniza y los nuevos árboles aún son pequeños. Hay que cuidarlos y contarles lo fuertes que llegarán a ser y lo importantes que son para nosotros. Hay árboles tan quemados que parecen esqueletos, pero sus raíces son fuertes y se han negado a morir.

Están aquí porque los conocemos, porque sabemos que son personas justas que desean para los demás lo que desean para sí mismos. Están aquí porque saben que la justicia no se debe pedir, la justicia se debe buscar y encontrar para asegurar el bienestar de todos. No puede haber justicia si alguien se enriquece con el hambre de su hermano. Están aquí porque saben que la vida de todos los seres que caminamos y vivimos gracias al bosque no puede tener precio; todos tenemos el mismo derecho de respirar y vivir en armonía. Están aquí porque saben que la riqueza más grande que puede tener un hombre o una mujer es la confianza de sus hijos y el respeto de sus hermanos. Están aquí porque nosotros confiamos en ustedes. Están aquí porque ustedes prefieren la vida

Están aquí porque alguien confía en ustedes. Su pueblo sabe lo que sus corazones guardan y confía en ustedes. Esta confianza deberá ser retribuida con lo más importante que tienen los hombres y las mujeres: su palabra.