Sin apartarse del principio conductor de Dios es redondo —«el futbol es la recuperación de la infancia»—, los retratos y las crónicas de Balón dividido abarcan a las figuras recientes del balompié actual —Piqué, Messi, Pep Guardiola, Cristiano Ronaldo, los hermanos Boateng— y, entre extraordinarias conexiones con la literatura, la historia y la psicología, como Juan Villoro nos ha acostumbrado, calienta el ambiente para los numerosos y encendidos debates que el futbol siempre concede, sobre todo en años mundialistas.
¿De qué manera las dificultades entre idiomas condujeron a la invención de las tarjetas con que los árbitros dictan sentencia?
¿Puede un balón tardar meses en llegar a su destino?
¿Por qué los húngaros tienen un sentido más filosófico de la derrota que los mexicanos?
¿Cuál es la función secreta de cada uno de los cuatro silbantes en un partido?
¿Cómo intervino Javier Aguirre en la mediocre actuación del Tri en Sudáfrica 2010?
¿Es posible que dos jugadores en épocas distintas anoten del mismo modo el mejor gol de todos los tiempos?
¿Juegan futbol los muertos?