Pablo VI es considerado el primer Papa moderno. Alma del Concilio Vaticano II, propulsor del diálogo con el mundo contemporáneo, tuvo que hacer frente a muchas tormentas, dentro y fuera de la Iglesia. Predicador de la paz en plena Guerra fría, defensor de la vida con su encíclica Humanae vitae, peregrino del Evangelio por los cinco continentes, su pontificado es todavía objeto de análisis y discusión. Solía afirmar que hoy el hombre cree más a los testigos que a los maestros. Su beatificación confirma que fue -en medio del dolor por la crisis del mundo y de la Iglesia— un testigo creíble de la verdad.