Lo único que sé con seguridad es que se trata de un ave, y que esa ave es, a la vez, una figura antropomorfa. Que es las dos cosas a la vez. La cosmovisión de muchas sociedades que llamamos tradicionales se estructura así, por oposición al pensamiento occidental, ese donde una cosa no puede ser a la vez ella misma y su contrario. Acercarse a la figura que tengo enfrente significa, me digo, aceptar su existencia con desparpajo, casi con inocencia; es admitir que una cosa pueda ser a la vez ella misma y todas las demás.