Al comienzo del siglo XII, muy cerca del centro de Francia, los personajes de esta novela encarnan un remolino de dramas que conocemos como Edad Media. El obispo Godofredo, la condesa Ermenilda, el comerciante Adalberto, y su hermano Abelardo nos muestran una Europa constructora y compasiva, cruel y deletérea, que lo mismo deseca terrenos e importa nuevos animales de sustento en sus monasterios cistercienses, que padece hambrunas que la pueden llevar a la muerte y a la destrucción. En estas agonías y esperanzas, un papado dividido y errante, un clero venal y reformador. Personalidades de hierro y astutas. Una nueva Edad Media con su trágico resplandor.