¿ADÓNDE se van las cosas que no se guardaron bien guardadas? ¿Dónde quedarán los recuerdos que no se recuerdan, los sueños que no alcanzaron a ser parte del despertar? ¿Qué será de la gente que una tarde abrazamos con fuerza frente a una cámara fotográfica, creyendo que serían nuestros amigos inseparables o amores para toda la vida, y de quienes después no nos queda ni el nombre? Todo va a dar al mismo sitio. Uno que nadie ha bautizado. Uno al que nadie quiere ir. Uno donde no hay mucho que buscar porque nada dejó huella.