LA GENTE va y viene. A veces con papeles. A veces no. Algunos negros, otros amarillos, blancos, rosas y café con leche. Hombres, mujeres, niños, ciegas y locas de atar. La gente, desde el principio de los tiempos, va y viene. Eso no cambia. Cambian los lugares, se modifica el modo en el que son recibidos, progresan los controles para impedir el paso. Lo que no cambia es el eterno movimiento de personas que le permite a este planeta girar como es debido.