Más allá del principio del placer

la vida anímica existe realmente una compulsión de repetición que se instaura más allá del principio del placer,

«Si no podemos avanzar volando, hagámoslo aun cojeando.

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La Escritura dice que no es pecado cojear.»

El principio del placer parece estar directamente al servicio de las pulsiones de muerte,

Todos hemos experimentado que el máximo placer que podemos alcanzar, el del acto sexual, va ligado a la momentánea extinción de una excitación extremada.

Creo que cada cual está dominado por preferencias hondamente arraigadas en su interior que, sin advertirlo, condicionan su especulación.

una pulsión de la necesidad de restablecer un estado anterior.

Cuando de ese modo quedó el ser natural partido en dos, cada mitad suspiraba por su otra mitad, y ambas partes se abrazaban, se enlazaban entre sí deseando fusionarse en un solo ser…»[

la hipótesis de que la sustancia viva fue desgarrada, al ser animada, en pequeñas partículas que, desde entonces, aspiran a reunirse por medio de las pulsiones sexuales?

la vuelta desde el yo hacia el objeto

El masoquismo, la vuelta de la pulsión contra el propio yo, sería en realidad un retroceso a una fase anterior de la misma, una regresión