Me lo prometí. Iba a vivir, y habría momentos difíciles. Habría recaídas y días en que todo se me antojaría gris y deslucido, pero contaba con la esperanza y el conocimiento para afrontar lo que me hacía sufrir. Contaba con mis amigos. Contaba con Tanner.
Y, aún más importante, contaba conmigo misma.