vida no esperará a nadie ni nada, pero está madura de manera irresistible mientras recorro las calles y regateo con un hombre para asegurar mi vida. Esta formará su propio canal, como el arroyo de la montaña, que por las crestas más largas y por las praderas de nivel no se mantiene al final del mar. Así fluye la vida de una persona y así alcanzará el agua del mar, si no es por un canal terrenal, por el rocío y la lluvia, superando todas las barreras, con un arcoíris que anuncia su victoria. La vida puede ser tan astuta e infalible como el agua que hace su camino; ¿y me quejaré si los dioses hacen que serpentee?