El que acecha en el umbral, como se desprende del inquietante título, se centra de un modo explícito en ese auténtico punto focal del horror lovecraftiano que es el símbolo de la «puerta». Una puerta que, cuando se abre, no provoca la mera irrupción de los monstruos del otro lado, cual si del portillo de una simple jaula se tratara; en las inmediaciones del umbral blasfemo, la substancia misma del espacio-tiempo resulta íntimamente transformada, y el mundo parece empezar a disolverse en el maligno vaho de sus arcanos. Máximo logro de la fecunda colaboración Lovecraft-Derleth, esta novela es una pieza clave de los Mitos de Cthulhu que no puede faltar en el amplio apartado dedicado a esta temática, una de las más inquietantes y sugestivas de la narrativa contemporánea.