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Rosario Castellanos

Los convidados de agosto

  • Ivana Melgozahas quoted3 days ago
    De este paraíso infantil no la expulsó la disciplina del colegio (porque cada año los mayores aplazaban para el siguiente su inscripción), ni la indiferencia de ninguno de los que la rodeaban, ni la traición de alguien solicitado o por asuntos más urgentes o por efectos más exclusivos. Lo que destrozó el mundo de Romelia fue algo a lo que no pudo siquiera enfrentarse porque no era capaz tampoco de comprenderlo: la muerte.
  • Ivana Melgozahas quoted4 days ago
    Don Evaristo sabía que la mejor manera de vencer las resistencias de su amigo no era argumentando sino poniendo ante sus ojos nombres, figuras, encarnaciones vivas, en fin, de la posibilidad.
  • Ivana Melgozahas quoted4 days ago
    Para entender mi desgracia yo no iba a remontarme a las causas primeras. No, yo iba a reconstruir, con la ayuda de la memoria, todos los elementos que intervinieron en la situación. Yo iba a ordenarlos y a volverlos a ordenar hasta que cada uno de ellos quedara en el sitio que le correspondía, como las piezas de un rompecabezas, y hasta que la totalidad adquiriera ante mis ojos una coherencia y un sentido. Porque, ya se lo he dicho más de una vez, padre: mi pasión dominante es la lógica.
  • Ivana Melgozahas quoted11 days ago
    Las cosas ya no sólo no le eran hostiles, pero ni siquiera extrañas. Constituían señales amistosas, presencias cordiales. Iba a su encuentro con un placer anticipado y las disfrutaba plenamente.
  • Ivana Melgozahas quoted11 days ago
    Y así, al través de esta contemplación distante y que no se atrevía a penetrar más allá de la superficie de lo visible, don Carlos iba rescatando de las profundidades de su memoria a ese pueblo que, durante su infancia, se llamó inocencia, avidez, felicidad acaso. Y nostalgia en los años de destierro de su juventud y fervor en el retorno y catástrofe y duelo en la madurez.

    Sin embargo, poco a poco, de una manera que al mismo don Carlos fue pasando inadvertida, el duelo comenzó a quebrantarse. Tal vez la grieta se abrió con la primera palabra no indispensable que dirigiera a doña Cástula. Y después la respiración de la angustia fue haciéndose más ancha y regular; la modulación del lamento ensayó otras escalas; la imaginación comenzó a emanciparse de ciertas figuras que hasta entonces lo habían obsesionado, para dar acogimiento a otras, a todas.
  • Ivana Melgozahas quoted12 days ago
    Cuando el hombre le preguntó con quién o quiénes había venido a la corrida, Emelina respondió, con ese aplomo con que ha de respaldarse lo inverosímil, que sola.
  • Ivana Melgozahas quoted12 days ago
    ¡Qué delicioso era abandonarse así al placer y al peligro! Porque un grado más, un mínimo grado más de inconsciencia, bastarían para hacerla resbalar hasta el fondo y ahogarse.
  • Ivana Melgozahas quoted12 days ago
    Las palabras fluían de su boca con la misma falta de voluntad con que las lágrimas resbalaban de sus ojos.
  • Ivana Melgozahas quoted12 days ago
    Las palabras fluían de su boca con la misma falta de voluntad con que las lágrimas resbalaban de sus ojos.
  • Ivana Melgozahas quoted24 days ago
    Conocía su cuerpo centímetro a centímetro. Y gracias a la contemplación cotidiana, los cambios que iba sufriendo le pasaban inadvertidos. Cuando alguno se revelaba como demasiado evidente (una adiposidad indiscreta, el encallecimiento de zonas de su piel, una verruga, una mancha, una bolsa) apartaba de inmediato la vista y se cubría con la primera prenda que hallaba a su alcance. Hasta que su mente digería la noticia y se familiarizaba con ella volvía a contemplarse otra vez, con un detenimiento tan fijo que resultaba una forma de ausencia y distracción.

    Gracias a Dios ahora no había ninguna novedad. Emelina se sintió joven, plena, intacta. ¿Cómo va a dejar huellas el tiempo si no nos ha tocado?
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