Padre, he agotado toda mi habilidad. Me he exasperado en mis propios intentos para solucionar mis retos. Oh Dios, perdóname por depender en el brazo y en el poder de la carne, por depender en mí mismo, y por tratar de contar con mis recursos tan limitados en contra de las circunstancias que estoy enfrentando.
El día de hoy, he llegado ante este umbral y puedo ver lo que me está limitando: puedo ver a este poder del temor y del miedo. Señor, Tú me has dado la habilidad de pasar a través de este umbral, para demostrar que todo esto que me ha estado limitando sólo es una mentira. Por el poder de la Sangre de Jesús, yo pongo debajo de mis pies a todos los espíritus que han sido asignados para detenerme. Te doy gracias, mi Dios, por la unción tuya para quitar todas las cargas, para romper todos los yugos y para liberarme de todas las ataduras que el temor había puesto en mi vida.
Padre, como tu hijo, nunca más me voy a someter a esta atadura de temor y de miedo. Ayúdame de no depender en el pensamiento de incertidumbre que hay en mi mente. Yo echo fuera todos los pensamientos de desánimo y de imposibilidades que me han presionado una y otra vez. Desde ahora, yo sólo te veo a Ti, Dios—el único, el verdadero, la inmutable Fuente de recursos, de consuelo y de fuerza.
Padre, gracias por tus promesas. Yo sé que Tú estás conmigo y por mí dondequiera que yo voy. Tú no me vas a fallar, ni me vas a abandonar en medio de las tribulaciones, problemas, traumas y retos de la vida. Tú me estás sosteniendo ahora con la mano derecha de Tu justicia. Tú no quieres que yo me desanime o me rinda. Tú eres la fuerza de mi vida. Desde el día de hoy, yo pongo mi confianza en Ti. Yo no voy a temer nada que venga en contra de mí. Dios, gracias por rescatarme de todos mis enemigos, incluyendo del temor y del miedo. En el Nombre de Jesús, Amén.
Ahora, les vas a hablar a los enemigos que te han estado limitando. Debes declararles esto en el Nombre de Jesús:
Yo le ordeno al temor y al miedo que se arrodillen en el Nombre de Jesús, debido a que Dios está conmigo y por mí. No voy a desmayar. El temor debe soltar sus garras de mi vida y arrodillarse ahora mismo en el Nombre de Jesús.
Yo le ordeno al desánimo, a la duda, al cinismo y al pesimismo que suelten mi vida