La escritura de Carolina Acosta-Alzuru es un regalo siempre. Académica de serios quilates, nos ha brindado, a lo largo de los últimos veinte años, ricos acercamientos a la experiencia de la televisión y, en especial, de la telenovela como espacio dramático representativo. Es difícil acercarse a lo popular desde la academia: ella logra construir un lenguaje abierto y con lazos a la investigación, el conocimiento, posible para todos.
Es desde este lenguaje que ahora explora momentos vitales de su vida. La vida de una mujer venezolana, profesora en la Universidad de Georgia, que hace balance a través de postales, flashbacks, momentos discursivos de la memoria. A lo largo de este libro veremos un recorrido de una vida («una colección de lugares y momentos», dice la autora, «no mi biografía ni mis memorias») que ha sido plena, pero a la vez llena de momentos enigmáticos, inesperados, donde la conciencia de un tiempo colectivo, desafortunado, para un país, está presente de la mano con experiencias epifánicas del propio vivir.
Recordar es un salto a lo desconocido. «Todo relato autobiográfico lo es debido a que el andamiaje de recuerdos y vivencias no es sólido, sino líquido y, a veces, hasta gaseoso», dice Acosta-Alzuru. En este libro nos encontraremos con un lenguaje propio, donde paisajes y tiempos construyen un mosaico rico, único y conmovedor.
Leer a Carolina Acosta-Alzuru siempre valdrá la pena.
Ricardo Ramírez Requena