Severo Blanco, marinero de toda la vida, desea enriquecerse a cualquier precio. Con oídos atentos y astucia logra arrancarle a un ebrio y moribundo capitán de barco el secreto para llegar a Sóngoro Cosongo, tierra en la que abundan tesoros. Así comienza a cumplirse la revelación que años atrás una gitana le hizo a Severo: «Llegarás tan lejos como quieras y serás tan rico como deseas. Nada podrá detenerte, ni siquiera tu propia desgracia… ¡Ten miedo de ti mismo, marinero!» Cumplidos los primeros augurios de la adivina, Severo Blanco, dueño del ingenio “Fortuna”, explota a sus esclavos sin sospechar que uno de ellos y su propia hija se unirán para desafiar su poder.