Cuando el conde de Essex sucedió a su padrastro, el conde de Leicester, como el favorito de la reina Isabel I de Inglaterra, éste tenía veintiún años y ella, más de cincuenta. La soberana era autoritaria y exigente; su favorito, consentido y ambicioso, pero también inteligente y consciente de su privilegio. Esta insólita relación le viene al Lytton Strachey como anillo al dedo para desplegar su estilo sarcástico y retratar una astuta lucha por el poder con un sutil transfondo de sexualidad reprimida. Isabel y Essex es una de las aproximaciones más originales que se han realizado a la figura de la más controvertida de las reinas de Inglaterra.