Padre

los dos miramos cómo pasaba, miramos cómo mis caderas se alzaban y se apretaban los músculos de mi vientre y eyaculaba. Mis piernas apenas alcanzaban a soportar mi peso y apenas pude respirar cuando me desgarró; llevaba años sin correrme dentro de una mujer, pero me obligué a enderezarme porque quería recordar este momento para siempre,

asentir—. ¿Que te obligue?

Después de la primera vez que hablamos, te busqué en internet. No podía dejar de pensar en tu voz como si, de alguna forma, pudiera oírla resonando en mi mente. Y entonces vi tu imagen en la web y estabas… bueno, ya sabes cómo estabas. Esa fue la primera vez que me toqué pensando en ti.

Algún día quiero tener marido e hijos, nietos y todo eso…

Se suponía que debía ser el pastor del rebaño, no el lobo.

En especial Poppy Danforth y la certeza de que solo pensar en ella me la ponía dura.

su reacción mandó una descarga directa a mi polla.

No quise decir su nombre, pero sucedió y lo dije con esa voz, la que ya no uso, la que usaba para poner a las chicas de rodillas y coger mi cinturón sin tener que decir más que «por favor».

Una pequeña sonrisa le torció los labios y quise besar esa sonrisa hasta que estuviera apretada contra mí rogando que la follara

«Quiero que esa boca grite mi nombre».
«Quiero…»