Tercer relato de 10 Secretos de Seducción. Tokio le parecía mágico… pero solitario. Así pues, cuando Steve, el objeto de sus fantasías sexuales, se ofreció para enseñarle lo que los turistas no veían nunca, unos escondites eróticos conocidos como “hoteles del amor”, ella aceptó con entusiasmo. Aquellos hoteles estaban diseñados para satisfacer discretamente las fantasías más desenfrenadas de sus clientes, y ofrecían un alojamiento muy especializado. Muy pronto, ella descubrió unas cotas de sensualidad y placer que le resultaban desconocidas…