Acababa de secuestrar a una princesa… y de rescatar a su esposa.
¿Cómo se atrevía aquel hombre a hacer algo así? ¿Y cómo se atrevía su cuerpo a traicionarla de aquella manera? ¿Cómo era posible que sintiera lo que sentía con solo notar el roce del príncipe Kardal Khan? Lo único que había deseado en toda su vida era tener alguien a quien amar… pero jamás habría pensado que se enamoraría del hombre que la había secuestrado y la había convertido en su esclava.
Quizá fuera el príncipe de la Ciudad de los Ladrones, pero en lo que se refería a la princesa Sabra, él no había robado nada; al rescatarla en medio del desierto lo que había hecho era recuperar lo que era suyo. Porque, aunque ella no lo supiera, aquella bella y testaruda mujer estaba destinada a convertirse en su esposa.