A Macaria los del pueblo le dicen «la niña blanca». Una rara condición que le impide exponerse al sol le ha conferido esa apariencia peculiar, muy a tono con la noche y con el oficio de su padre, que fabrica cruces para las sepulturas. La gente le teme a Macaria como se teme a los cometas o a los eclipses, sin saber bien por qué. Si además supieran que puede ver más allá de las fronteras de la vida, quién sabe qué pasaría…