¿Y si su hija da muestras de tener tendencias similares?
Este comentario fue como meter un dedo en la llaga para Wilhelm Rothmann.
Hélène era su punto débil. Lo único capaz de hacerlo dudar de sí mismo. Al principio, porque sentía un afecto sincero por ella, pero no le había quedado más remedio que admitir que, por más que el matrimonio fuera un hecho, no traía consigo por fuerza el amor. Y en esos momentos, porque había abandonado por completo a su familia y prefería vivir en el sanatorio que con él. Aunque Wilhelm Rothmann no era un hombre muy dado a las emociones. No por nada era famoso por su férrea disciplina. En todos los aspectos.
En esos momentos, su prioridad eran sus lamentables circunstancias económicas. Y, para resolverlas, tenía que quitarle a su hija los pájaros de la cabeza.