Ella no había planeado convertirse en su amante…
Quizás Brad Lancing fuera un magnífico empresario, pero en lo relacionado con las mujeres tenía muy mala reputación, y Joanne Winslow quería asegurarse de que su hermana no se convirtiera en una conquista más del señor Lancing… Aunque eso significara que ella misma tuviera que convertirse en su amante.
Afortunadamente, Brad estaba encantado con que Joanne fingiera ser su amante… al menos por el momento. Pronto se dio cuenta de que él parecía estar tomándoselo muy en serio y ya era hora de hacerse con el control de la situación. Fue entonces cuando comenzó la ceremonia de seducción que ella tanto había imaginado…