abía localizado una acuarela de Cézanne en las profundidades del Museo Nacional de Bellas Artes y pensaba pasar un buen tiempo frente a ella. Siempre supe que Cézanne era un artista superior, como se sabe que en la jerarquía celestial los serafines están arriba del todo. Además, podía recitar de memoria las razones por las cuales el pintor ocupaba un sitio nodal en la historia del siglo XX, pero tenerlo enfrente, estudiarlo por mí misma, era otra cosa: el cuadro se llama Recodo del camino.