Culto de Acoplamiento

era imposible escapar del temor

La caída del hombre resultaba un hecho ya consumado

Muchas de las pequeñas asumirían un puesto activo dentro de la comunidad e, incluso, dentro del círculo de sacerdotisas cuando llegara el próximo asdelar, ciclo de la reproducción femenina de obligatorio cumplimiento. Otras tendrían que continuar educándose durante soles, hasta llegar a los límites de la comprensión que se le exigía a cada mujer. En aquel juego tan serio, Welkiar era la pieza más importante, de la cual dependían los frutos de la diosa. Sin ella, el mundo volvería al caos que Eivia había dejado con su destierro, pensó de nuevo, pero esta vez intentó sonreír

Cuando el frío llegó a tu mente ya habías extendido sobre el sueño un mapa azul; y sobre él hiciste a la tierra, al mar y a cada cosa viviente para que te adorara

y contemplabas a aquel universo de polvo y muerte, que estaba condenado —como tú— a la inercia eterna

Habías dejado de hacerte preguntas después del último milenio de saltos entre dimensiones infinitas, buscando un rastro de vida que no existía en ninguna de ellas.

Protegida por mi magia, y ni siquiera las grandes sacerdotisas de Uildeir Murg lograrán atravesar mi mente para descubrir dónde se esconde. Jamás hablaré.

La traidora caminaba entre las filas de las mujeres, y ninguna se atrevía a hacerle da

Perdóname, por favor —Eivia lo miraba entre lágrimas

Las tropas de la diosa lo esperaban en las encrucijadas de Myra