Mucho se ha escrito sobre la ciencia, la investigación científica y la esencia de la universidad, pero casi siempre en estilo ditirámbico, y pocas veces con seriedad y responsabilidad.
Los políticos tradicionales siempre han dicho que: “la ciencia es poder “, “vivimos en la era del conocimiento”, «la investigación científica es la misión esencial de la universidad”, “universidad que no investiga no es universidad”, etc. etc.; sin embargo cuando se trata de corregir las distorsiones de la misión de la universidad peruana, los congresistas ligados a intereses particulares, el ministro de Economía y Finanzas, el Fiscal de la Nación, y funcionarios del poder ejecutivo, legislativo cuando se trata de enfrentar los problemas relacionados con estos ítems, no ven, no escuchan, no hablan y adoptan el estilo del mono sabio.
En consecuencia la universidad peruana, aunque de acuerdo con la ley universitaria obsoleta que nos rige, no existe este ente universitario, tiene el reto de cambiar, de renacer de sus propias cenizas, como el ave fénix, para impulsar la ciencia, la investigación científica y otras actividades que afirmen su vocación humanística de servicio a su entorno local, regional, nacional y mundial.