Una novela negra que cumple con creces las exigencias del género. Como nos dice Raphaël Plénat, escritor de relatos negros y personaje él mismo: sin cadáver
es difícil que podamos justificar una narración de dicha especie (si no hay muerto
al menos debe haber desaparecidos), además la víctima debe ser igual de exótica
que el crimen.