Cada cuento de este libro, a pesar de mantener su propia identidad, propone una interconexión, un delgado hilo conductor, casi imperceptible, a través de las vidas de sus protagonistas. Desde Nirú hasta Sara, desde épocas remotas hasta la más retadora tecnología futurista, ellas guardan con celo la existencia de una supuesta hermandad que ha estado presente desde el principio de los tiempos. Tal vez, sin proponérselo, encuentren la respuesta a la pregunta más básica y persistente de su género o, tal vez, simplemente la olviden en el tiempo. Se trata de las “Hijas del Sol de Sangre”; mujeres marcadas por hechos y elementos sobrenaturales que han construido su identidad, su perspectiva frente al dolor, el miedo, el valor y la muerte. Estaba en otra dimensión. Allí había otras como ella, muchas otras. Dejó de ser ella misma y fue muchas mujeres en una. No podía entender cómo, pero lo sentía y lo entendía todo, cada una de ellas, cada historia, cada sentimiento, cada emoción. Ella era Nirú, Alira, Ana, Claudia, cada una de ellas y todas a la vez. Todas fundidas en una misma alma.