Se aborda en este volumen la revuelta realizada por Eriúgena (800–877), obstinado filósofo irlandés de la Edad Media que, apoyándose en la defensa y ejercicio de la razón frente a toda autoridad humana, interpretó la Escritura y sostuvo que el infierno no era sino un estado de consciencia; que la vida alcanza incluso a los seres que solemos pensar como inanimados; que el nombre más apropiado con que debemos llamar a Dios es “Nada”; que la Nada está más allá de todo y escapa al esfuerzo del pensamiento; y que el ser humano no es sino imagen de esa Nada. En 1225, la obra en la que se afirmaban estas cosas fue quemada en la hoguera. “Acertada medida “escribe Borges” que despertó el favor de los bibliófilos y permitió que el libro de Eriúgena llegara a nuestros años”.